Mazda Motor Corp. está trazando un camino considerado radical para un fabricante de autos japonés: está apostando en grande a las exportaciones, aunque la fortaleza del yen dificulta mucho más esa tarea. Mientras que las otras grandes automotrices del país aceleran la producción en el extranjero, Mazda empezó recientemente a fabricar en Japón su primera camioneta todoterreno pequeña (4x4), con la intención de exportar 90% de los vehículos que ensamble. La CX-5 se está vendiendo lo suficientemente bien en Estados Unidos, Europa y Asia como para que la empresa aumente la producción a 240.000 unidades al año para marzo de 2013 frente a las 160.000 planeadas en febrero cuando el modelo salió a la venta. En total, Mazda estima que registrará una ganancia de 10.000 millones de yenes, o cerca de US$127 millones, para el año fiscal que termina el próximo marzo. Esto sería un cambio radical luego de cuatro años consecutivos de resultados en rojo que acumularon 245.700 millones de yenes. Mazda fue la única automotriz japonesa que arrojó pérdidas en el año fiscal que finalizó en marzo. Los ejecutivos de la empresa aseguran que pueden obtener una ganancia en las ventas de la CX-5 en Estados Unidos incluso si el dólar se debilita a 77 yenes frente a su actual nivel de 78,80 yenes. En contraste, Carlos Ghosn, presidente ejecutivo de Nissan Motor Co., ha señalado que su compañía no tiene más opción que transferir la producción al exterior con el dólar a 79 yenes. Honda Motor Co., a su vez, ha indicado que seguirá transfiriendo la producción fuera de Japón a menos de que el dólar se aprecie a 100 yenes.
THE WALL STREET JOURNAL
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